jueves, 16 de diciembre de 2010

WERTHER O UN CANTO AL AMOR.

Se podría decir sin temor a equivocarnos que Werther de Goethe más que un libro es un canto al amor, a lo que evoca este sentimiento que en ocasiones puede parecer efímero,  pero siempre está ahí, habitando en nosotros, en nuestro cuerpo, en nuestra alma esperando a ser vida. En este texto se narra la opresión de un alma que ama con desesperación, que ama mientras nadie cree en el amor, un alma solitaria en medio de una sociedad que no le gusta, que no lo entiende.  Se  cuenta de una forma bella, de una manera dolorosa por lo sublime la terrible opresión de aquel que vaga por la vida sin esperanza, sin comprender cómo el mundo puede seguir dando vueltas mientras las personas dejan de amar y ocupan su mente en otras cosas, tal vez importantes,  pero no elementales como el amor.

En el prólogo de la edición Salvat (1969) se dice de Werther que: “es el joven impulsivo que habla con ardor, con fervor y cuya sangre corre más rápida por sus venas que la del hombre reflexivo” esto quiere decir que él tiene un corazón sensible, un corazón ardiente que no comprende como el mundo sigue normal mientras los hombres dejan a un lado los sentimientos y vuelven una preocupación todo aquello que sirve porque puede tocarse y no porque pueda guardarse en el corazón, esto lo demuestra cuando dice : ¡Qué pobres hombres son los que dedican  toda su alma a los cumplimientos,y cuya única ambición es ocupar la silla más visible de la mesa¡. (pág.  94: 1969).


Sin embargo, en este libro no sólo se habla de un amor incondicional ofrecido por un hombre a una  mujer, también se demuestra con situaciones inesperadas cómo el amor puede empezar un proceso de decadencia  en una vida acostumbrada a la felicidad hasta que conoce que el amor duele. Cuando Werther dice: ¡Siento tantas cosas…, y mi pasión por ella lo devora todo ¡tantas cosas¡… y, sin ella todo se reduce a nada. (pág.  120: 1969) los lectores nos vemos en la obligación de pensar que la vida del hombre de corazón ardiente puede correr peligro y debe temer a su propia mano puesto que ha dejado de importarle su bienestar sólo por pensar en el amor de Carlota, quien además no corresponde al amor que le ofrecen porque ella también tiene puesta su mirada en otra parte “Hay ocasiones en que no comprendo cómo puede amar a otro hombre, cómo se atreve a amar a otro hombre,  cuando yo  la amo con un amor tan perfecto, tan profundo,  tan inmenso: cuando no conozco más que a ella, ni pienso más que en ella”. (pág.  111: 1969).

Son muchos los aspectos que podemos retomar de este libro, el inesperado mundo de los enamorados, situaciones inevitables de la vida del ser, la curiosa relación que tiene el amor con la muerte,  como si sólo mediante el amor pudiéramos comprobar que estamos vivos y fuera este también, quien terminara con esta certeza al escaparse de nuestra existencia, perder el amor en este texto es perder la vida, es no tener nada, quedar sin esperanza, no poder seguir por miedo a no hallar quien nos renueve esa sensación de certeza ofrecida en el momento de amar.


Para Goethe, Werther, representando a cada uno de nosotros, es una pieza en el juego que el destino prepara para todos, en el amor se descubre el ser en su aspecto más sublime, pero si  la naturaleza del ser humano es oscura, el destino funciona de la misma forma: ¿Qué es esto amigo mío? Estoy asustado de mi mismo. El amor que ella me inspira ¿no es el más puro,  el más santo y el más fraternal de los amores? ¿He abrigado jamás  en lo más recóndito de mi alma un deseo culpable?. ¡ah¡ no me atrevería a asegurarlo. ¡Cuanta razón tienen los que dicen que somos juguetes de fuerzas misteriosas y contrarias¡ (pág.  143: 1969). También  se refleja esa extraña condición del hombre de querer tener todo lo que gusta, esa antigua costumbre de permitir que todo sea una obsesión hasta volverlo inmanejable y permitir que todo se nos salga de las manos hasta hacernos perder el juicio: Apoderarse de lo que se ofrece a nuestra vista y nos embelesa, ¿no es un instinto propio de la humanidad? (pág.  121: 1969). Porque para el Werther Carlota no es una mujer, Carlota es el amor, es la esperanza, es la felicidad hecha un ser humano.


Es esta la misma razón que permite la relación entre el amor y la muerte, la pérdida del ser amado o mejor aún, la aceptación de la negación de algo hacia nosotros puede provocar la ausencia de cualquier rastro de felicidad al punto  de hacernos perder el norte y descubrirnos como personas sin más futuro que buscar soluciones del orden de lo divino como la muerte por medio de nuestra propia mano. Este es el único camino que el personaje del libro puede encontrar para sí mismo, ya no existe nada que valga la pena, el amor, que es lo más importante para Werther ya no está,  ya no es real, ya no es suyo, por tanto, sólo le queda evitar el sufrimiento de una sola manera,  renunciando a todo aquello que tiene y que es, a todo ese mundo que no quiere entender que cuando el ser humano sufre y se conduele no tiene puesta la razón en el cerebro sino en el corazón y el corazón lo rigen los sentimientos y a los sentimientos las manifestaciones de felicidad y si estas no están presentes sólo queda una salida como la que Werther toma:  Me separé de ella  y… ¡Dios mío¡ tu que ves mis sufrimientos,  Tú debes ponerles fin. (pág.  131: 1969).

  
BIBLIOGRAFÌA.

WERTHER. J.W. GOETHE. Salvat Editores. 1969. 

3 comentarios:

  1. Bueno, yo diría mejor, Werther o un canto al amor patológico.

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  2. A propósito del amor ¿Me permitirías decirte por este medio que TE AMO? o ¿Muy cursi? bueno pues ya lo sabes TE AMO...

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  3. Para A: patológico en nuestros días...ningún elemento del arte puede ser analizado fuera de su contexto de creación...

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