viernes, 17 de diciembre de 2010

Este es un interesante video acerca de las cosas que nos hacen vivir las  palabras (Tomado de pagina2.com)

jueves, 16 de diciembre de 2010

EL RELATO DE UN ASESINO AUTOR: MARIO MENDOZA

En el año 2001, la editorial Planeta S.A.  publica la novela del escritor colombiano Mario Mendoza : “El relato de un asesino”. Para empezar y aunque no es necesario,  hablemos brevemente de Mendoza para contextualizar al público.

Bogotano de 42 años, licenciado en letras y graduado de literatura hispanoamericana de la fundación Ortega y Gasset de Toledo. Prácticamente es lo que se conoce como un escritor joven en proceso de madurez. Aunque ha obtenido reconocimiento y ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura del Instituto Distrital de Cultura Y Turismo de Bogotá ( La travesía del vidente – 1995) y el Premio Biblioteca Breve Seix-Barral  (Satanás – 2002) demuestra que ha ido puliendo su oficio y que su obra se concretiza con respecto a títulos anteriores.

Con una  prosa que cautiva desde el comienzo, el autor nos narra  la historia de un hombre conocido como el Loco Tafur. En los seis  capítulos que estructuran la novela Mendoza,  relata los periplos de un hombre que narra desde una doble prisión, la de la prisión y la del alma, todo el proceso de su niñez con todos sus infortunios: una vida cercada por la enfermedad y marcada por la muerte; sucesos como el pronto deceso  de sus padres, el profundo concepto concepto de amistad, la compañía de sujetos extraordinarios de quienes el mismo personaje se refiere como sus maestros;  las horribles visiones que atacan al sujeto, una adultez forzada por la adicción a los libros y de forma ligera a las drogas, la decadencia del ser humano, el impacto de las experiencias sexuales y un viaje por el medio oriente en busca de la concertación del ser consigo mismo, forman parte de las aventuras del loco Tafur.

Nuevamente Mendoza, aborda el tema de la Sombra, la noción del otro dentro de cada uno, el concepto de la doble moral en el ámbito citadino, en esa ciudad taxativa, dividida entre situaciones diáfanas  pero también oscuras donde existe la maldad y la bondad sin convertirse en una reflexión axiológica del ser humano. Vemos aquí el hombre polifacético  que se mueve por esa urbe estriada donde las identidades se yuxtaponen, donde el hombre se exime y sucumbe para poder vivir de manera apresurada.

En “El relato de un asesino”   se presentan congestiones de la imagen  del hombre como parte de una sociedad, mediante los monólogos interiores del personaje con elementos visibles que rodean el marco de la ciudad.

 Narrado desde la primera persona, la historia que se presenta con corte psicológico nos muestra los motivos por los cuales un hombre considera que se encuentra en plena condición y derecho para cometer un crimen: matar a la mujer que ama de una forma frívola y con una descripción sorprendente.

El lector, con seguridad,  entrará en una constante pugna intentado justificar las razones del asesino involucrándose de una forma intrínseca con el texto.

De esta forma, se puede apreciar la verdadera razón por la cual el escritor Bogotano se empieza a consagrar como una perla de la actual literatura urbana, y su obra como una nueva interrupción de la proyección psicológica de las personas en la narrativa contemporánea, y de igual forma, porque se convierte “El relato de un asesino” en un libro que no podemos dejar pasar desapercibido.

ALEJANDRO RUBIO GARCIA.

WERTHER O UN CANTO AL AMOR.

Se podría decir sin temor a equivocarnos que Werther de Goethe más que un libro es un canto al amor, a lo que evoca este sentimiento que en ocasiones puede parecer efímero,  pero siempre está ahí, habitando en nosotros, en nuestro cuerpo, en nuestra alma esperando a ser vida. En este texto se narra la opresión de un alma que ama con desesperación, que ama mientras nadie cree en el amor, un alma solitaria en medio de una sociedad que no le gusta, que no lo entiende.  Se  cuenta de una forma bella, de una manera dolorosa por lo sublime la terrible opresión de aquel que vaga por la vida sin esperanza, sin comprender cómo el mundo puede seguir dando vueltas mientras las personas dejan de amar y ocupan su mente en otras cosas, tal vez importantes,  pero no elementales como el amor.

En el prólogo de la edición Salvat (1969) se dice de Werther que: “es el joven impulsivo que habla con ardor, con fervor y cuya sangre corre más rápida por sus venas que la del hombre reflexivo” esto quiere decir que él tiene un corazón sensible, un corazón ardiente que no comprende como el mundo sigue normal mientras los hombres dejan a un lado los sentimientos y vuelven una preocupación todo aquello que sirve porque puede tocarse y no porque pueda guardarse en el corazón, esto lo demuestra cuando dice : ¡Qué pobres hombres son los que dedican  toda su alma a los cumplimientos,y cuya única ambición es ocupar la silla más visible de la mesa¡. (pág.  94: 1969).


Sin embargo, en este libro no sólo se habla de un amor incondicional ofrecido por un hombre a una  mujer, también se demuestra con situaciones inesperadas cómo el amor puede empezar un proceso de decadencia  en una vida acostumbrada a la felicidad hasta que conoce que el amor duele. Cuando Werther dice: ¡Siento tantas cosas…, y mi pasión por ella lo devora todo ¡tantas cosas¡… y, sin ella todo se reduce a nada. (pág.  120: 1969) los lectores nos vemos en la obligación de pensar que la vida del hombre de corazón ardiente puede correr peligro y debe temer a su propia mano puesto que ha dejado de importarle su bienestar sólo por pensar en el amor de Carlota, quien además no corresponde al amor que le ofrecen porque ella también tiene puesta su mirada en otra parte “Hay ocasiones en que no comprendo cómo puede amar a otro hombre, cómo se atreve a amar a otro hombre,  cuando yo  la amo con un amor tan perfecto, tan profundo,  tan inmenso: cuando no conozco más que a ella, ni pienso más que en ella”. (pág.  111: 1969).

Son muchos los aspectos que podemos retomar de este libro, el inesperado mundo de los enamorados, situaciones inevitables de la vida del ser, la curiosa relación que tiene el amor con la muerte,  como si sólo mediante el amor pudiéramos comprobar que estamos vivos y fuera este también, quien terminara con esta certeza al escaparse de nuestra existencia, perder el amor en este texto es perder la vida, es no tener nada, quedar sin esperanza, no poder seguir por miedo a no hallar quien nos renueve esa sensación de certeza ofrecida en el momento de amar.


Para Goethe, Werther, representando a cada uno de nosotros, es una pieza en el juego que el destino prepara para todos, en el amor se descubre el ser en su aspecto más sublime, pero si  la naturaleza del ser humano es oscura, el destino funciona de la misma forma: ¿Qué es esto amigo mío? Estoy asustado de mi mismo. El amor que ella me inspira ¿no es el más puro,  el más santo y el más fraternal de los amores? ¿He abrigado jamás  en lo más recóndito de mi alma un deseo culpable?. ¡ah¡ no me atrevería a asegurarlo. ¡Cuanta razón tienen los que dicen que somos juguetes de fuerzas misteriosas y contrarias¡ (pág.  143: 1969). También  se refleja esa extraña condición del hombre de querer tener todo lo que gusta, esa antigua costumbre de permitir que todo sea una obsesión hasta volverlo inmanejable y permitir que todo se nos salga de las manos hasta hacernos perder el juicio: Apoderarse de lo que se ofrece a nuestra vista y nos embelesa, ¿no es un instinto propio de la humanidad? (pág.  121: 1969). Porque para el Werther Carlota no es una mujer, Carlota es el amor, es la esperanza, es la felicidad hecha un ser humano.


Es esta la misma razón que permite la relación entre el amor y la muerte, la pérdida del ser amado o mejor aún, la aceptación de la negación de algo hacia nosotros puede provocar la ausencia de cualquier rastro de felicidad al punto  de hacernos perder el norte y descubrirnos como personas sin más futuro que buscar soluciones del orden de lo divino como la muerte por medio de nuestra propia mano. Este es el único camino que el personaje del libro puede encontrar para sí mismo, ya no existe nada que valga la pena, el amor, que es lo más importante para Werther ya no está,  ya no es real, ya no es suyo, por tanto, sólo le queda evitar el sufrimiento de una sola manera,  renunciando a todo aquello que tiene y que es, a todo ese mundo que no quiere entender que cuando el ser humano sufre y se conduele no tiene puesta la razón en el cerebro sino en el corazón y el corazón lo rigen los sentimientos y a los sentimientos las manifestaciones de felicidad y si estas no están presentes sólo queda una salida como la que Werther toma:  Me separé de ella  y… ¡Dios mío¡ tu que ves mis sufrimientos,  Tú debes ponerles fin. (pág.  131: 1969).

  
BIBLIOGRAFÌA.

WERTHER. J.W. GOETHE. Salvat Editores. 1969. 

BACO: MOTOR DE CIUDAD

"Caín se unió con su mujer y ella quedó  embarazada y dio a luz a Henoc. luego Caín
fundó una ciudad , a la que puso por nombre Henoc. como a su hijo"
                                                                                                          Génesis: 4; 17.

La calidad de lo moderno se funda en la revelación  de un sentido de la vida  humana y del mundo que se sitúa  en la ciudad. La ciudad por tanto no es ni mucho menos una idea; por el contrario, es el escenario donde por excelencia se pone de manifiesto  esa específica situación de tensión  que caracteriza el drama humano.[1] Es  la ciudad un símbolo de representaciones culturales que implica conocer los pliegues de su geografía  cambiante; se debe mutar de una manera tan rápida como lo hacen el significado de sus códigos y sus  símbolos para poder transitar por ella.

Entonces, ¿Cómo ilustra Mario Mendoza la ciudad en su libro Satanás? Los recorridos de sus personajes por lugares simbólicos  de la ciudad: Iglesias, bares, bancos, calles oscuras, edificios, tuberías, cañerías etc. Congestiones de la imagen  nos llegan en los monólogos interiores y con los elementos visibles  que rodean el marco de la ciudad. "... su olfato registra un olor inmundo y desagradable: el olor de las cañerías subterráneas, el de las aguas negras que viajan  por los conductos internos de la ciudad" (Mendoza,2002. Pág. 79).

El autor nos muestra a Bogotá como sociedad que hunde, que arrastra; muestra elementos báquicos  que llevan a la ruina, a la desdicha y que saltan a los ojos de los transeúntes. " ¿no bastaba una caminata por la ciudad para darse cuenta de que estaba deambulando por entre círculos infernales?¿No eran los rostros de los mendigos, de los locos, de los solitarios, de los prisioneros, de los suicidas, de los asesinos, de los terroristas, de los hambrientos. Testimonios abiertos del reino de las sombras?" (Mendoza, 2002. Pág. 203).

Encontramos en sus personajes a: Maria, por ejemplo, en quien resalta la lucha por salir adelante por buenos medios y la imposibilidad para lograrlo, el repudio hacia el hombre, robos y homicidios; Ningún personaje se contrapone: El padre Ernesto es arrastrado por el pecado,  la lujuria, la falta de fe, las ganas de ser  lo que es; un citadino imperfecto, como el resto, que sólo las bajezas dan sentido a su vida. De otra parte está Andrés,  busca el exilio, busca escapar de una sociedad que es ciega, que no comprende, que no entiende, que no ve, y Campo Elías, el ministro del mal en la obra, para èl todo estorba, hay cosas que no deberían existir.

Y es que la imagen de ciudad que quieren reflejar algunos autores contemporáneos es similar, es oscura: Fernando Vallejo nos ilustra la epítome de ciudad: Nueva York como "... Catedral del vicio donde la continencia es pecado, violamos como pueden ver las leyes naturales y el idioma y pecando y galicando por partida doble..."[2] Como otro ejemplo podemos tomar a Maria Mercedes Carranza quien en su poema Bogotá, 1982.  nos dice:

"Nadie mira a nadie de frente,
de norte a sur la desconfianza, el recelo
entre sonrisas y cuidadas cortesías.
turbios el aire y el miedo
en todos los zaguanes y ascensores, en las camas..."

Existe actualmente un público consumidor de hábitos ciudadanos y de procedencia social apegada a los paradigmas interesados en encontrar en la nueva  literatura respuestas a los interrogantes de una conciencia de angustia  colectiva.

La imagen de ciudad se presenta como el universo de la mente humana; con espacios reservados para el pecado: La inconciencia. Y espacios para el respeto, para la buena fachada: la conciencia. Es taxativa, se divide pero no genera filtros para la maldad, en todo su territorio se encuentra ésta, en las calles, en los andenes, en las casas, en los  parques etc. Son las ciudades un collage donde el sujeto tiene que actuar como todos, donde el polifacético vive porque todos se yuxtaponen, todos están inmersos en uno. "... Tú no eres tú. tú eres tu gente, tu pueblo. Te llamas Juan, Ignacio y Beatriz, tienes cinco años, veinte y setenta, eres ama de casa, abogada, secretaria, lechero y mecánico. Tú eres un continente." (Mendoza. 2002. Pág. 244).

En una entrevista para el periódico Café y Letras (octubre de 2002) Mendoza manifestó que conoció  a Campo Elías Delgado; en su obra el autor hace referencia a este suceso (Mendoza 2002. Pág. 270) convirtiéndose al tiempo en un personaje al margen  de los acontecimientos demostrando que todos hacen parte de ese círculo infernal  donde todas las posibilidades están ahí; para integrarse.

En conclusión: ¿Qué se espera de las ciudades donde los gamines, los indigentes, los recicladores; la otra sociedad duerme en las puertas de los bancos, en los parques, exteriores de iglesias cubriéndose con periódicos? sólo se puede esperar que la literatura la refleje, nada más,  no se puede esperar nada Apolíneo, solo Baco manda, Baco ordena: Dionisio dirige.
                                                                                  Alejandro Rubio García.


BIBLIOGRAFÍA:

1. MENDOZA, MARIO. Satanás, Ed. Planeta. Bogotá. 2002.
2. YORY, CARLOS MARIO. Ciudad y Posmodernidad: Un ensayo de termo-dinámica  urbana en el fin de la historia para pensar y habitar la ciudad del siglo XXI. Universidad Piloto de Colombia.
3. VALLEJO, FERNANDO. Años de indulgencia. Ed. Planeta. Bogotá. 1989.
4. CARRANZA, MARIA MERCEDES. Obra incompleta. Leyva Durán Editores. Bogotá. 1991.
5.Periódico CAFÉ Y LETRAS. Programa de Español y literatura. Universidad del Quindio. Armenia. 2002.



[1] YORY, CARLOS MARIO. Ciudad y Posmodernidad: Un ensayo de termo-dinámica  urbana en el fin de la historia para pensar y habitar la ciudad del siglo XXI. Universidad Piloto de Colombia
[2] VALLEJO, FERNANDO. Años de Indulgencia. Ed. Planeta. Bogotá. 1989.