"Caín se unió con su mujer y ella quedó embarazada y dio a luz a Henoc. luego Caín
fundó una ciudad , a la que puso por nombre Henoc. como a su hijo"
Génesis: 4; 17.
La calidad de lo moderno se funda en la revelación de un sentido de la vida humana y del mundo que se sitúa en la ciudad. La ciudad por tanto no es ni mucho menos una idea; por el contrario, es el escenario donde por excelencia se pone de manifiesto esa específica situación de tensión que caracteriza el drama humano.[1] Es la ciudad un símbolo de representaciones culturales que implica conocer los pliegues de su geografía cambiante; se debe mutar de una manera tan rápida como lo hacen el significado de sus códigos y sus símbolos para poder transitar por ella.
Entonces, ¿Cómo ilustra Mario Mendoza la ciudad en su libro Satanás? Los recorridos de sus personajes por lugares simbólicos de la ciudad: Iglesias, bares, bancos, calles oscuras, edificios, tuberías, cañerías etc. Congestiones de la imagen nos llegan en los monólogos interiores y con los elementos visibles que rodean el marco de la ciudad. "... su olfato registra un olor inmundo y desagradable: el olor de las cañerías subterráneas, el de las aguas negras que viajan por los conductos internos de la ciudad" (Mendoza,2002. Pág. 79).
El autor nos muestra a Bogotá como sociedad que hunde, que arrastra; muestra elementos báquicos que llevan a la ruina, a la desdicha y que saltan a los ojos de los transeúntes. " ¿no bastaba una caminata por la ciudad para darse cuenta de que estaba deambulando por entre círculos infernales?¿No eran los rostros de los mendigos, de los locos, de los solitarios, de los prisioneros, de los suicidas, de los asesinos, de los terroristas, de los hambrientos. Testimonios abiertos del reino de las sombras?" (Mendoza, 2002. Pág. 203).
Encontramos en sus personajes a: Maria, por ejemplo, en quien resalta la lucha por salir adelante por buenos medios y la imposibilidad para lograrlo, el repudio hacia el hombre, robos y homicidios; Ningún personaje se contrapone: El padre Ernesto es arrastrado por el pecado, la lujuria, la falta de fe, las ganas de ser lo que es; un citadino imperfecto, como el resto, que sólo las bajezas dan sentido a su vida. De otra parte está Andrés, busca el exilio, busca escapar de una sociedad que es ciega, que no comprende, que no entiende, que no ve, y Campo Elías, el ministro del mal en la obra, para èl todo estorba, hay cosas que no deberían existir.
Y es que la imagen de ciudad que quieren reflejar algunos autores contemporáneos es similar, es oscura: Fernando Vallejo nos ilustra la epítome de ciudad: Nueva York como "... Catedral del vicio donde la continencia es pecado, violamos como pueden ver las leyes naturales y el idioma y pecando y galicando por partida doble..."[2] Como otro ejemplo podemos tomar a Maria Mercedes Carranza quien en su poema Bogotá, 1982. nos dice:
"Nadie mira a nadie de frente,
de norte a sur la desconfianza, el recelo
entre sonrisas y cuidadas cortesías.
turbios el aire y el miedo
en todos los zaguanes y ascensores, en las camas..."
Existe actualmente un público consumidor de hábitos ciudadanos y de procedencia social apegada a los paradigmas interesados en encontrar en la nueva literatura respuestas a los interrogantes de una conciencia de angustia colectiva.
La imagen de ciudad se presenta como el universo de la mente humana; con espacios reservados para el pecado: La inconciencia. Y espacios para el respeto, para la buena fachada: la conciencia. Es taxativa, se divide pero no genera filtros para la maldad, en todo su territorio se encuentra ésta, en las calles, en los andenes, en las casas, en los parques etc. Son las ciudades un collage donde el sujeto tiene que actuar como todos, donde el polifacético vive porque todos se yuxtaponen, todos están inmersos en uno. "... Tú no eres tú. tú eres tu gente, tu pueblo. Te llamas Juan, Ignacio y Beatriz, tienes cinco años, veinte y setenta, eres ama de casa, abogada, secretaria, lechero y mecánico. Tú eres un continente." (Mendoza. 2002. Pág. 244).
En una entrevista para el periódico Café y Letras (octubre de 2002) Mendoza manifestó que conoció a Campo Elías Delgado; en su obra el autor hace referencia a este suceso (Mendoza 2002. Pág. 270) convirtiéndose al tiempo en un personaje al margen de los acontecimientos demostrando que todos hacen parte de ese círculo infernal donde todas las posibilidades están ahí; para integrarse.
En conclusión: ¿Qué se espera de las ciudades donde los gamines, los indigentes, los recicladores; la otra sociedad duerme en las puertas de los bancos, en los parques, exteriores de iglesias cubriéndose con periódicos? sólo se puede esperar que la literatura la refleje, nada más, no se puede esperar nada Apolíneo, solo Baco manda, Baco ordena: Dionisio dirige.
Alejandro Rubio García.
BIBLIOGRAFÍA:
1. MENDOZA, MARIO. Satanás, Ed. Planeta. Bogotá. 2002.
2. YORY, CARLOS MARIO. Ciudad y Posmodernidad: Un ensayo de termo-dinámica urbana en el fin de la historia para pensar y habitar la ciudad del siglo XXI. Universidad Piloto de Colombia.
3. VALLEJO, FERNANDO. Años de indulgencia. Ed. Planeta. Bogotá. 1989.
4. CARRANZA, MARIA MERCEDES. Obra incompleta. Leyva Durán Editores. Bogotá. 1991.
5.Periódico CAFÉ Y LETRAS. Programa de Español y literatura. Universidad del Quindio. Armenia. 2002.
Me llama la atencion el articulo, muestra una relacion entre el concepto de imagen y representacion, esto me hace acordar de la estructura dialectica de Pascal para mostrar la relacion social y el entorno...
ResponderEliminarQué bien! me encanta la literatura, y creo que es un espacio muy interesante no solo para compartir sino también para analizar y debatir.
ResponderEliminarMe gusta lo de los dionisiaco en la ciudad. Además Mario Mendoza es uno de mis escritores favoritos, especialmente, con sus novelas Satanás y relato de un asesino
ResponderEliminar¡Qué buen sitio! Lo veo como un espacio dialógico por cuanto se cruzan diversos discursos y formas de entender las realidades: arte y literatura.
ResponderEliminarEncuentro un poco forzada la metáfora del dios Baco, y el epílogo caínico. Creo que en la ciudad que describe(s) Mendóza hay también un fuerte componente Apolíneo, Campo Elías, es un Apolo citadino, racional, frío, pero también frustrado, vengativo.
ResponderEliminarPara A: Gracias por su comentario.
ResponderEliminarUn epílogo no es un epígrafe, en este caso, a lo que ud. se refiere es a un epígrafe que remite a la creación de ciudad y es pertinente en cuanto a que es una de las primeras referencias bíblicas del mal,es decir, qué curioso que la primera ciudad creada, según la biblia, provenga del mal.
Ahora bien, no podrá ser Campo Elías un elemento apolíneo porque no muestra (pensado desde Niezstche) el flujo sereno del universo.
cheverisimo lo de Nietzsche.
ResponderEliminar